El punto es que lo único que me interesaba era la anestesia, la primera vez fue una cosa muy extraña algo como desvanecerse en un instante para despertar en otro, básicamente una ruptura temporal. Me intrigaba ahora saber si podía soñar en ese proceso o qué era exactamente lo que le pasaba al cerebro mientras uno está sedado. El anestesiólogo fue por demás escueto: "bloqueamos unos neurotransmisores para que no sientas nada..."
Unos minutos después me llevan al cuarto de operaciones y me ponen una vía para darme la anestesia, a diferencia de la vez pasada empecé a sentirme muy mareado y el proceso de mi pérdida de consciencia fue un poco más paulatino,quizás unos 30 segundos y una vez más desaparezco.
Repentinamente escucho voces y un ruido repetitivo...entonces entiendo que no sólo escucho sino que también estoy sintiendo una especie de golpes en el costado que acompañan al sonido de la máquina. Estoy despierto, trato de abrir los ojos...imposible. me doy cuenta de que mi brazo está cruzado sobre mi pecho y hago un esfuerzo desesperado por mover mi mano, un dedo, algo...nada. El ruido continúa, los golpes también y la plática entre los médicos que tienen que gritar para escucharse parece restarle un poco de seriedad a mi angustia. Siento como se mueven mis ojos debajo de mis párpados y aún así no logro abrirlos ni un milímetro, trato de decir algo pero entonces me doy cuenta de que tengo un objeto de plástico en la boca que me impide emitir cualquier sonido, creo que muevo la lengua pero para ese momento ya no estoy seguro de nada, sigo sintiendo los golpes en el costado y no puedo hacer nada. No tengo la certeza de cuánto tiempo estuve así, tal vez un par de minutos...eventualmente logré mover uno de mis pies, pero no pasaba nada, lo moví nuevamente un par de veces más, o al menos eso quería pensar, eso creía sentir.
Finalmente escuché a uno de los médicos decir: "movió el pie, pásale más"...
Así terminó mi momentáneo síndrome de encierro, desperté en otro cuarto demasiado mareado y así estuve la mayor parte del día... No podía dejar de pensar en La escafandra y la mariposa, si la película ya era lo suficientemente dramática creo que con esta experiencia no tengo ganas de verla nunca más.
En la vida siempre hay un peor escenario posible...la muerte no es la excepción.