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Cada día parezco conocerme mejor y cada vez me cuesta más trabajo sentirme diferente, tengo una estabilidad emocional que consiste en aceptar que soy una persona miserable por voluntad. Mi comodidad para manejar la tristeza o la soledad, mi indiferencia con prácticamente el 90% de las personas que conozco, mi agresividad con aquellas que no soporto, todo eso convierte mi vida en una experiencia poco placentera. "Aceptarme" así y pensar que hay cosas que no puedo cambiar tampoco me excusan de ser una mala persona, quizá no la peor, como sea hoy es un día de esos en los que puedo emprender un ataque en mi contra (para variar un poco).

No hay demasiada novedad en estas palabras y tampoco mucha elaboración, el único propósito —tampoco muy legítimo— es una suerte de exorcismo provocada por un sentimiento de culpa demasiado absurdo, a raíz de la destrucción de una forma de estar diferente a este patrón. Digo absurdo porque al mismo tiempo que condeno una decisión, también me concedo la razón. Otra vez la serpiente que se muerde la cola. 

Rechazo formas de hacer y de pensar categóricamente, hago daño en el camino y no necesariamente de forma inconsciente. Creo que tengo un placer estúpido sabiendo que soy una persona "difícil", por ponerlo de alguna forma, considero una suerte de elegidos a  aquellos que rebasan esa barrera y entonces conocen un poco más de las cualidades no negativas de mi personalidad. Esto más allá de ser de una soberbia ridícula, no es suficiente para funcionar socialmente, ni tampoco sentimentalmente.

Así que soy una especie de emotionally disabled, quien sabe que lo es y no parece hacer demasiado al respecto, como no sea regodearse en la miseria que esto atrae, señalar el patetismo de ese "estilo de vida" y seguir dándole la vuelta a la espiral, con la única certeza de que esta terminará algún día.


Un día.