Mi actual estado semiconvalecente me ha impulsado a iniciar esta "nueva" compilación de registros. Como ocurre con frecuencia los inicios son dudosos y difusos, esto empero, no debería considerarse como tal y de ahí el título de esta entrada. Mis motivos están más allá del tiempo extra que me proporciona un catéter doble jota, quiero encontrarlos. Un buen hombre a quien tengo la fortuna de tener como amigo me ha dicho contadas pero signifitivas ocasiones que debo escribir más, que debo escribir en forma, que debo escribir. Creo que tiene un poco de razón, y pienso más allá de las palabras por venir que también me debo esto desde otra parte. Ocurre pues, que los parangones son demasiado abrumadores, que uno no puede empezar desde la nada porque uno sabe más que eso, sucede que eso me ha detenido tal vez más allá de lo deseable. Aspiro a lo breve, a lo poco, a lo simple, en suma... a lo más difícil.
Con esto en cuenta me suscribo a esos empeños, me pongo la vara alta y (me) recuerdo de qué es lo que se trata:
"En mi alma innoble y profunda registro, día a día, las impresiones que forman la substancia exterior de mi conciencia de mí. Las pongo en palabras vagabundas, que desertan de mí desde que las escribo, y yerran, independientes de mí, por pendientes y céspedes de imágenes, por hileras de conceptos, por veredas de confusiones. Esto no me sirve de nada, pues nada me sirve de nada. Pero me tranquilizo escribiendo, como quien respira mejor sin que la enfermedad haya pasado."
Fernando Pessoa, El libro del desasosiego.
Hay que saber estas cosas.
1 comment:
deberías decirle a ese amigo tuyo que se joda. uno escribe cuando escribe, no cuando quiere escribir, ni cuando debe escribir. a veces, aunque uno escriba, no está escribiendo. por otra parte, si lo que urge es sanar (y de paso, reconciliarse con el proceso, con la sola posibilidad de lograrlo), entonces la respuesta no sea (quizá, sólo quizá) la brevedad sino la abundancia. "Las cosas que toman sustancia alrededor de mí" o son indecibles o son "lo que sea". Uno debe acostumbrarse a escribir "lo que sea" así como uno debe acostumbrarse a respirar el aire que sea. Tal vez no se pueda conseguir lo breve y lo poco instantáneamente, quizá, a lo mejor sólo se consigue con la brevedad constante, sumada, que termina siendo su contrario (¿cuántas páginas tiene el libro del desasosiego?), el famosísimo tomo veinte del Tratado sobre la Brevedad que nadie se ha atrevido a escribir. Todavía.
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