Monday, July 8, 2013

presente


Como se ha hecho costumbre, escribo acá cada vez con un espacio de tiempo más largo de la entrada anterior. Y también como parece ser natural sin ningún verdadero impulso o motivo específico.

Hoy llegué a casa después de estar 5 días en el DF y la verdad es que aunque disfruté del clima gris y de la vida citadina, la sensación del regreso al hogar, sentarme en mi sala y ver los cerros y nubes por mi ventana fue muy reconfortante.

Reflexiono sobre el presente que a decir verdad es lo que me importa redundantemente ahora. Hoy no voy a hablarles de espirales ni de Vico ni de todo eso que si escarban sólo un poco pueden encontrar a pasto en este blog.

El presente como voluntad, (bueno tampoco podíamos escapar de uno que otro tema recurrente, ¿verdad Schopenhauer?) no pretendemos queridos lectores poner fin al leitmotiv de prácticamente todo lo que se ha escrito en este compendio de pretextos para entendernos. No, de ninguna manera podemos inclinar la balanza y dejar al destino por los aires.

La voluntad como el acto de permanecer, porque finalmente estas letras no se escriben solas. Lo que estoy tratando de decir, con demasiadas vueltas, es que uno encuentra claridad en la voluntad del presente cuando confrontado con su antagonista, prevalece. Y sí, es quizá una obviedad pero enunciar que el deseo de vivir sobrepasa al de la muerte no es pues cualquier cosa, no al menos para quien lo escribe y así defino mi presente.

No me malentiendan, no es este un desvarío de "optimista de clóset", como alguna vez me dijo alguien, (y me causó mucha risa), ya en otros momentos he hablado sobre la felicidad y como soy enteramente capaz de sentirla, sí, sí, ya sé, esto mismo ya tiene un tono de auto compasión, pero tampoco es por ahí, no esta vez. Nunca voy a "ser feliz", creo que me odiaría.

Mi presente tiene claridad.